Creer en lo que veo...

No me lo digas, no me lo digas, que no quiero creerlo, que yo miro y miro al cielo y solo veo el firmamento. No me lo niegues, no me lo niegues, que no quieres verlo, yo te digo mira la tierra y sólo verás sufrimiento. Y ahora no reniegues, no reniegues, dónde están los dioses, dónde las marías y los santos del cielo. Que por más que piden, por más que piden, y le ruegan por su ayuda, aquí nadie baja a verlos y todos se mueren de sufrimiento. No decaigas, no decaigas; y por tu dios, las marías y los santos del cielo, no pidas, y lucha por salvar al mundo de sus desvelos. Cuanto desvelo, cuanto desvelo, de hambre, dolor y agotamiento; de luchar por vivir una vida más justa que la que se tiene cuando llegas al cielo. Llegar al cielo, llegar al cielo, para qué lo quiero, para qué lo quiero, si yo vivir con mi gente es lo que deseo, lo que deseo… y no hay mejor premio, no hay mejor premio, no me valen por tanto las imágenes del dios, las marías y los santos del cielo.