El catalán escatológico

Ahora que llega navidad y nos inundan con las mismas hipocresías de cada año, me apetece contar algunas curiosidades de la lengua y la cultura catalana. Imagino que la tradición de hacer un Belén aún no se ha perdido en las turbulentas aguas de la globalización, la cual cosa lo veo difícil porque las fuerzas globalizadoras tienen cierto hedor a neocristianismo absolutista. Pero en cualquier caso, creo que no hará falta enumerar todas las figuras y figurines que aparecen en la representación del nacimiento de Jesús ni decir que entre ellas se encuentra el cagón.

Ignoro hasta que punto esta figura es prescindible o imprescindible en los Belenes comunes. En Cataluña un Belén sin caganer, es un Belén incompleto. El cagón en estas tierras viste con el traje típico del pastor catalán mientras defeca en el sagrado nacimiento. Aunque está figura no es de origen catalán, en Cataluña es la figura por antonomasia que representa a los catalanes. De allí que hubiera tanto alboroto ante la noticia de que el señor Clos no permitiera la aparición del cagón en el Belén de la Plaza de Sant Jaume por incitar al incivismo. La popularidad de esta figura se manifiesta en asociaciones dedicadas exclusivamente a la difusión de la figura del cagón, así como coleccionistas y por supuesto un gran negocio. A la vez, cada año se proclama el caganer de l’any, una persona pública donde se la inmortaliza cagando (de este tipo tenemos a políticos, monarcas, humoristas, personajes de dibujos animados, artistas o futbolistas del barça).

Las interpretaciones del cagón son múltiples. Algunos apuntan que es la figura más terrenal del Belén, otros que representa el abono de la tierra y hay quien asegura que la figura trae suerte. En cualquier caso en mi Belén había dos cagones, algunos lo interpretaran como un intento para simbolizar la pluralidad de los catalanes, porque si los españoles son plurales, los catalanes lo son más. He hecho los catalanes son más en todo, hasta el punto que sufren doble personalidad. El caso es que simplemente se debe porque perdí el cagón, fui a comprar otro y luego encontré el antiguo, con la cual cosa me dio pena meterlo otra vez en la caja y decidí que había suficiente espacio para que los dos pudieran cagar juntos. Así que en mi Belén se cagaban doblemente en el nacimiento de Jesús.

La escatológica navideña catalana no termina aquí. Cuando se acerca las fechas de navidad, aparece un ser fantástico en algunas casas de las tierras catalanas: el tió. El tió es un tronco viviente mágico. Este extraño vegetal tiene la capacidad de cagar regalos. Tradicionalmente cagaba dulces como turrones, nieblas, polvorones y cava, actualmente el ano del tió se ha ensanchado y es capaz de cagar hasta la play station.

Unos días antes de la cagada, hay que alimentar el tronco. Normalmente se le da pieles de fruta, galletas o pan seco. También se le tapa con una manta para que no tenga frío, aunque tengas puesta la calefacción a 30 grados. El truco esta en meter los regalos debajo de la manta para simular la cagada. El día señalado, normalmente por navidad o Sant Esteve, los niños cogen palos y empiezan a pegar al pobre tió mientras le cantan una canción (varia según la zona).

Caga tió, caga turro
D’ametlles i pinyó,
Si no vols cagar
Garrotada va!

(Caga tió, caga turrón
De almendras y piñón.
Si no quieres cagar
Golpe va!)

Entonces el pobre vegetal caga los regalos (yo también cagaría vistas las circunstancias) y se levanta la manta. Lo curioso es que el tió no caga según seas bueno o malo, sino según si lo cuidas y alimentas o no. Además no hay un solo tió en todo el mundo (como pasa con los Reyes Magos y el Papa Noel) sino varios.

Esta tradición navideña, no solamente se celebra familiarmente, sino también en las escuelas, donde un enorme tió caga turrones, nieblas y bebidas no alcohólicas el último día de clase antes de las vacaciones de navidad. Por supuesto, tampoco el tió se ha librado del negocio y en Barcelona se hacen cagadas al aire libre pagando una modélica cantidad de euros.

Por otro lado, el tió esta en constante cambio y cada vez más tiene menos forma de tronco. Las formas cada vez son más estrambóticas y se acercan a un ser vegetal – animal.

Pero sin ninguna duda, el catalán más escatológico de todos se encuentra en la lengua misma. Hay una cantidad inmensa de palabras y dichos que hacen referencia a la mierda y a la acción de defecar. Si bien el catalán comparte expresiones idénticas del castellano sobre el cagar y otras muy unidas conceptualmente. Por ejemplo el vínculo entre cagar y tener miedo o cobardía: cagarró (cobarde), cagacalces (cagar + bragas, cobarde – palabra machista) o cagalló (cagarruta, miedica). Más diferente respecto al castellano es el vínculo entre cagar y avaricia: cagamiques (cagar + migajas, avaro o egoísta) o cagadur (cagar + duro, rico avaricioso). Otras palabras donde aparece la palabra compuestas por el verbo cagar son: cagadubtes (cagar + dudas, indeciso), caganiu (cagar + nido, el hijo más joven de una familia) o cagamenja (cagar + comer, prisión donde se les castiga a los niños por no comer). Por supuesto, no todo es tan cagofílico, también hay expresiones que hacen patente lo asqueroso que es el acto de cagar: Fas cagar o fots cagar (haces cagar – el verbo fotre se merece un explicación especial -, dar asco).

Por último, enumerare algunas locuciones y refranes catalanes que acabarán de ilustrar y concluir este post escatológico:
Esser més vell que el cagar ajupit.
(Ser más viejo que el cagar agachado.)
Significa: ser una cosa muy vieja o muy conocida.
Donar una gla per fer cagar un roure.
(Dar una bellota para hacer cagar un roble.)
Significa: hacer una pequeño beneficio con la idea de extraer un gran provecho.
Haver de fer cagar molts de culs.
(Haber de hacer cagar muchos culos.)
Significa: haber de mantener mucha gente.
Allà on cagues, deixes la merda.
(Allí donde cagas, dejas la mierda.)
Significa: Se le dice a la persona desordenada y dejada.