Lectures d'estiu
Benito Pérez Galdós
Marianela
Edición de Francisco Caudet
Catedra, Letras Hispánicas
Madrid, 2003
La vida trágica de la fea y pobre Nela.
Nela y Pablo son tan felices juntos que se prometen amor eterno y no separarse jamás. Para Pablo no hay belleza superior a la de la Nela. Pero un día viene un médico para curar a Pablo de su ceguera y aparece en el pueblo la prima del chico, una belleza de gran corazón llamada Florentina cuya visita estará concertada por los padres de ambos con un fin concreto. Dos hechos que cambiarán la vida de Pablo y, por supuesto, la de Nela.
Fragmentos fugaces:
La Belleza
Marianela
Edición de Francisco Caudet
Catedra, Letras Hispánicas
Madrid, 2003
La vida trágica de la fea y pobre Nela.
Nela y Pablo son tan felices juntos que se prometen amor eterno y no separarse jamás. Para Pablo no hay belleza superior a la de la Nela. Pero un día viene un médico para curar a Pablo de su ceguera y aparece en el pueblo la prima del chico, una belleza de gran corazón llamada Florentina cuya visita estará concertada por los padres de ambos con un fin concreto. Dos hechos que cambiarán la vida de Pablo y, por supuesto, la de Nela.
Fragmentos fugaces:
La Belleza
-Yo tenía una idea sobre esto -añadió el ciego con mucha energía- una idea con la cual estoy encariñado desde hace algunos meses. Sí, lo sostengo, lo sostengo... No, no me hacen falta los ojos para esto. Yo le dije a mi padre: «Concibo un tipo de belleza encantadora, un tipo que contiene todas las bellezas posibles; ese tipo es la Nela». Mi padre se echó a reír y me dijo que sí.
La Nela se puso como amapola y no supo responder nada. Durante un breve instante de terror y ansiedad, creyó que el ciego la estaba mirando.
-Sí, tú eres la belleza más acabada que puede imaginarse -añadió Pablo con calor-. ¿Cómo podría suceder que tu bondad, tu inocencia, tu candor, tu gracia, tu imaginación, tu alma celestial y cariñosa que ha sido capaz de alegrar mis tristes días; cómo podría suceder, cómo, que no estuviese representada en la misma hermosura?... Nela, Nela -añadió balbuciente y con afán-. ¿No es verdad que eres muy bonita?
La Clase Social
-¡Eh!... Nela -gritó Sofía, viendo que la muchacha estaba a larga distancia-. No te alejes mucho; que te vea yo para saber lo que haces.
-¡Pobre criatura! -dijo Carlos-. ¡Quién ha de decir que eso tiene diez y seis años!
-Atrasadilla está. ¡Qué desgracia! -exclamó Sofía-. Y yo me pregunto, ¿para qué permite Dios que tales criaturas vivan?... Y me pregunto también, ¿qué es lo que se puede hacer por ella? Nada, nada más que darle de comer, vestirla hasta cierto punto... Ya se ve... rompe todo lo que le ponen encima. Ella no puede trabajar, porque se desmaya; ella no tiene fuerzas para nada. Saltando de piedra en piedra, subiéndose a los árboles y jugando y enredando todo el día y cantando como los pájaros, cuanto se le pone encima conviértese pronto en jirones...
-Pues yo he observado en la Nela -dijo Carlos- algo de inteligencia y agudeza de ingenio bajo aquella corteza de candor y salvaje rusticidad. No, señor, la Nela no es tonta ni mucho menos. Si alguien se hubiera tomado el trabajo de enseñarle alguna cosa, habría aprendido mejor quizás que la mayoría de los chicos. ¿Qué creen ustedes? La Nela tiene imaginación; por tenerla y carecer hasta de la enseñanza más rudimentaria, es sentimental y supersticiosa.
-Eso es, se halla en la situación de los pueblos primitivos -dijo Teodoro-. Está en la época del pastoreo.
La Ciencia
-¿Pero qué mal le ha traído la muerte?
-La muerte.
-No me explico bien. Quiero decir que de qué...
-¡De muerte! No sé si pensar que ha muerto de vergüenza, de celos, de despecho, de tristeza, de amor contrariado. ¡Singular patología! No, no sabemos nada... sólo sabemos cosas triviales.
-¡Oh!, ¡qué médicos!
-Nosotros no sabemos nada. Conocemos algo de la superficie.
-¿Esto qué es?
-Parece una meningitis fulminante.
-¿Y qué es eso?
-Cualquier cosa... ¡La muerte!
-¿Es posible que se muera una persona sin causa conocida, casi sin enfermedad?... ¿Señor Golfín, qué es esto?
-¿Lo sé yo acaso?
-¿No es usted médico?
-De los ojos, no de las pasiones.
La Nela se puso como amapola y no supo responder nada. Durante un breve instante de terror y ansiedad, creyó que el ciego la estaba mirando.
-Sí, tú eres la belleza más acabada que puede imaginarse -añadió Pablo con calor-. ¿Cómo podría suceder que tu bondad, tu inocencia, tu candor, tu gracia, tu imaginación, tu alma celestial y cariñosa que ha sido capaz de alegrar mis tristes días; cómo podría suceder, cómo, que no estuviese representada en la misma hermosura?... Nela, Nela -añadió balbuciente y con afán-. ¿No es verdad que eres muy bonita?
La Clase Social
-¡Eh!... Nela -gritó Sofía, viendo que la muchacha estaba a larga distancia-. No te alejes mucho; que te vea yo para saber lo que haces.
-¡Pobre criatura! -dijo Carlos-. ¡Quién ha de decir que eso tiene diez y seis años!
-Atrasadilla está. ¡Qué desgracia! -exclamó Sofía-. Y yo me pregunto, ¿para qué permite Dios que tales criaturas vivan?... Y me pregunto también, ¿qué es lo que se puede hacer por ella? Nada, nada más que darle de comer, vestirla hasta cierto punto... Ya se ve... rompe todo lo que le ponen encima. Ella no puede trabajar, porque se desmaya; ella no tiene fuerzas para nada. Saltando de piedra en piedra, subiéndose a los árboles y jugando y enredando todo el día y cantando como los pájaros, cuanto se le pone encima conviértese pronto en jirones...
-Pues yo he observado en la Nela -dijo Carlos- algo de inteligencia y agudeza de ingenio bajo aquella corteza de candor y salvaje rusticidad. No, señor, la Nela no es tonta ni mucho menos. Si alguien se hubiera tomado el trabajo de enseñarle alguna cosa, habría aprendido mejor quizás que la mayoría de los chicos. ¿Qué creen ustedes? La Nela tiene imaginación; por tenerla y carecer hasta de la enseñanza más rudimentaria, es sentimental y supersticiosa.
-Eso es, se halla en la situación de los pueblos primitivos -dijo Teodoro-. Está en la época del pastoreo.
La Ciencia
-¿Pero qué mal le ha traído la muerte?
-La muerte.
-No me explico bien. Quiero decir que de qué...
-¡De muerte! No sé si pensar que ha muerto de vergüenza, de celos, de despecho, de tristeza, de amor contrariado. ¡Singular patología! No, no sabemos nada... sólo sabemos cosas triviales.
-¡Oh!, ¡qué médicos!
-Nosotros no sabemos nada. Conocemos algo de la superficie.
-¿Esto qué es?
-Parece una meningitis fulminante.
-¿Y qué es eso?
-Cualquier cosa... ¡La muerte!
-¿Es posible que se muera una persona sin causa conocida, casi sin enfermedad?... ¿Señor Golfín, qué es esto?
-¿Lo sé yo acaso?
-¿No es usted médico?
-De los ojos, no de las pasiones.
Para leer on-line:
1 comentaris:
Acabo de leer esta melancolica literatura...es inexplicable la manera que me ha hecho pensar en la Belleza...en la tristeza al darme cuenta del realismo humano..estamos regidos por un mundo material y de formas el espiritu es el unico capaz de amar...el cuerpo..solo obstruye la belleza absoluta...la mancha...somos un mundo que se conforma con lo que ve...no entiendo como Pablo ya conociendo la verdadera Belleza..el amor...pudo ser confundido por la forma de su prima...y dejar atras todo lo que habia amado..a Nela..al obtener la vista mato a su espiritu..para satisfacer a su cuerpo..la Belleza absoluta no puede ser vista...el espiritu es quien la palpa...
Publica un comentari a l'entrada