- Encantado de conocerlo, señor Treviño. ¿Es usted el escritor?
- Así es, pero además soy suicida profesional. Mire usted mi tarjeta de presentación.
- ¿Cómo es eso?
- Muy sencillo: todos los días tengo la obligación de matarme y hacerlo siempre de un modo distinto.
- Pero habrá quien intente salvarlo o probablemente usted un día no tendrá deseos de suicidarse. Es cansado.
- Imposible. Llevo con mucha dignidad mi vocación. Lo diré de otra manera: soy testarudo y terco como Ángel Ganivet, quien poco después de escribir el drama en verso El escultor de su alma lanzó su cuerpo a las aguas turbulentas de un río. Como suele suceder, algún ser piadoso, y buen nadador, lo salvó. Ganivet, en cuando consiguió reponerse volvió a tirarse al agua. Un verdadero profesional.
- Ah.
***
01. Morir no es una novedad, pero tampoco es nuevo vivir.
02. Era lo suficientemente joven para hallar el placer en su tristeza, y en la seguridad de ser el último, un doloroso orgullo.
03. El corazón anhela una bala; la garganta una navaja; el alma tiembla entre paredes de hielo... y nunca escapará al hielo.
04. Nunca supe cuándo comencé a pensar en el suicidio,... Lo ignoro. Pero el caso es que desde que surgió no he podido abandonar la idea, es parte mía y yo de ella. Estamos indisolublemente ligados. Amores fallidos, luchas políticas fracasadas, tedio, qué se yo cuántas cosas la han hecho nacer y desarrollarse hasta hacerse inmensa. Solo acabará conmigo.¡Y todos los hombres matan lo que aman! Óiganlo todo: unos lo hacen con una mirada cruel; otros, con palabras cariciosas; el cobarde, cun un beso, y el hombre valiente, con la espada.
05. Con frecuencia confunden al suicida con el loco. Es falso. Durkeim probó claramente que no hay relación entre la locura y el suicidio.
06. Absurdo que haya quien piense que el suicidio es una verguenza, una mancha. No. El suicidio es como cualquier otra muerte. Con la ventaja de que uno puede escoger el lugar, el momento y la forma de acabar con la vida. Sobre ese tipo de muerte sí tenemos control y es una maravillosa posibilidad. Total: estamos ciertamente hechos para la muerte, no hay otro objetivo ni posibilidades de toparse con algo que sería odioso: la inmortalidad y la eterna juventud: quienes las hallaron no tardaron en arrepentirse, Dios entre ellos.
07. Es posible que construir la propia muerte me parezca más importante que construir la propia vida.
08. El que se mata lo hace porque corre tras una imagen que se ha hecho de sí mismo. Nadie se mata si no es para existir.
09. Hay quien lucha contra la muerte, se defiende; por lo general es considerado un héroe; pero existe también el que la busca. Este último pertenece a las minorías y es execrado; yo siempre he sido parte de ellas.
10. Es odioso morir de vejez, con las facultades físicas y mentales mermadas, babeando, diciendo tonterías. La muerte detiene de tajo el deterioro.
11. ... Edipo se dañó los ojos para ver. Antes era ciego. Todos somos ciegos.
12. Mi padre insistía en que uno conserva los recuerdos más simples o los más dramáticos; tenía ciertamente una teoría sobre lo que la memoria opta por conservar con relativa independencia...
13. ... Pero luego recapacito, medito y por último vence la cordura y vuelvo a la posibilidad del suicidio. Nadie ha disfrutado tanto de la vida como yo, ahora ambiciono ser feliz con la muerte.
14. Por ello pienso descansar y descansar por mi voluntad. Esta vez no habrá sueños ni pesadillas, nada más un denso y profundo sueño, el de la nada. Entrar en el gran misterio. En donde no pueden hacernos daño.
15. Si no he sabido vivir, al menos sabré morir con verdadera dignidad, como se justifican frecuentemente algunos suicidas y como reza ya el lugar común. Pero lo correcto es lo siguiente: para morir bien, antes hubo necesidad de morir bien.
16. << ... si no creyese encontrar en el otro mundo dioses tan buenos y tan sabios y hombres mejores de los que dejo en éste, sería un necio si no me manifestara pesaroso antes de morir. Pero sabed que espero reunirme allí con hombres justos... >>
17. Hay un pájaro que vuela en busca de su jaula.
18. ... No pertenezco a los grandes espacios, soy de claustro, de lugar pequeño, silencioso, detesto las muchedumbres, los gritos, la gente ruidosa. Si fuera música me encantaría ser producida no por una orquetsa sinfónica, sino por una cámara. Y si pintura, preferiría estar en un cuadro de caballete, de formato pequeño, y no en un mural. Cuento, jamás novela-río. Poema de tres o cuatro versos, haiku, por ejemplo, no poema épico. Sería fantástico vivir dentro de una miniatura china. Estoy destinado a la modestia, a la intimidad, a la soledad.
19. No más palabras. Un acto. No volveré a escribir más.
20. No habrá otra primavera, ni tampoco otro otoño. Si no puedo existir como yo quiero, la existencia es imposible, ¿entiendes? Así es como he vivido y así es como debo vivir... o no vivir.
21. Todo el mundo tiene derecho a matarse. Es parte de su libertad.
22. Para los demás sería sencillo hallar culpables y dar una explicación tan racional que humillaría al suicida, por lo menos si yo fuera tal. Cierto es que el suicida vive en sociedad, que establece relaciones, que tiene capacidad de amor, por eso no sólo una circunstancia o persona lo orilla a la muerte, es un conjunto de sucesos y su incapacidad para atarse a la vida.
23. No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: es el suicidio. Juzgar que la vida vale o no vale la pena de ser vivida es contestar a la cuestión fundamental de la filosofía.
24. Me preguntaba por qué soy suicida, qué ingredientes de más o menos posee quien un día se mira ajeno al mundo que lo rodea y descubre que ese dolor es mayor que el de la muerte. Y así es, aunque no haya visto nunca mi sangre correr saliendo de mis venas cortadas, he planeado infinidad de veces mi muerte y creo que seguiré haciéndolo hasta lograrlo.
25. Oh Vida cómo te he temido. Oh seres humanos, cómo os he aborrecido. Cómo he sufrido con vuestros empellones, con vuestras palabras que interrumpían mis pensamientos... Ahora, mientras subo esta montaña desde cuya cumbre se descubre el panorama de África, mi memoria está todavía llena de vuestros rostros y del recuerdo de paquetes envueltos en papel color dafé. He sido ensuciada, envilecida por vosotros. Y vosotros olías mal, alineados frente a las boleterías. Todos estábais vestidos de tonos imprecisos; parduzcos y grises: jamás ni siquiera una pluma azul en un sombrero. Ninguno de vosotros tuvo el coraje de ser esto y aquello. Cuánta corrupción del alma os era necesaria para vivir a través de un sólo día, cuántas mentiras, cuántas zalemas, enredos, volubilidades y servilismo.
26. Personalmente considero a los suicidas seres dotados de una mayor claridad porque lograron ver la realidad de un mundo menos sensible que ellos.
27. Morir es un arte, como casi todo.
28. Pero morir bien es huir del peligro de vivir mal.
29. ¿Es posible no pensar en la mujer, al igual que no se piensa en la muerte?
30. Si la muerte sigue representando algo difícilmente cercenable, el morir constituye un proceso que se vive de una manera única y difícilmente transmisible por un actor principal. El ser humano se muere lenta y progresivamente a lo largo de su vida. Muere, cuando a partir de los veinticinco años va perdiendo cien mil neuronas diariamente. Se muere a la vida plena y sólida, cuando envejece. Se muere cuando pierde un ser querido. Se muere en la soledad. También se puede morir ante uno mismo y terminar por darse la propia muerte. La muerte es para el hombre un hecho horrible, que despierta, como dice Kubler Ross, la negación, el rechazo, la cólera. Terrible, porque separa aquellos que se aman; espantosa, toda vez que hace que los cuerpos más hermosos se degradan en la más innoble podredumbre; pero además es paradójicamente fascinante porque despierta la casi totalidad de nuestras reflexiones, de nuestras obras de arte, y su estudio resulta un caudal inagotable para analizar el espíritu de nuestra época. ¿Y que acaso, les pregunto yo, sin conocer la muerte se puede llegar a amar lo que es la vida?
31. << ¡Quisiera antes cenizas que polvo! Quisiera más bien que una chispa se quemase en un brillante resplandor a que fuese ahogado bajo tierra. Preferiría ser un solitario meteoro, con todos mis átomos brillando magníficamente que un somnoliento planeta fijo. La función propia del hombre es vivir, no existir. No gastaré mis días en tratar de prolongarlos; haré uso de mi tiempo >>
32. El hombre no posee sino una libertad, a saber, la anticipación del día de su muerte... Creo en el derecho personal a cesar de vivir.
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