La sabadellense miente

Vean la hermosa cebolla del escudo de Sabadell.
Imagen añadida el 30/07/2005.
NOTA: Dejen los puntos y las comas tal y como están. Si no hay punto y aparte es por capricho mío.

La sabadellense mira por la ventana. En el banco juega la niña mestiza con sus rizos de negrita al juego de los hilos. Por la puerta sale el pianista con una bicicleta antigua y con su hija debajo del brazo. Pau llora porque el niño con nombre francés no le da una raqueta. La sabadellense escribe que mira por la ventana y ve una niña jugando al juego de los hilos con sus rizos de negrita mestiza mientras sale el pianista de su casa con una bicicleta y una niña bajo el brazo a la vez que el hermano llora porque el otro niño mestizo no le da una raqueta. La sabadellense suspira mientras decide no contar la verdad, pues piensa en el lector y considera que la verdad es aburrida y pesada. Pone música valenciana inspirada en música tradicional turca y Agatha ladra porque el vecino vuelve a subir las escaleras. En el suelo hay harina negra. Piensa que tendrá que barrer. Pau llora poseído por una rabia inexplicable. El adolescente alcohólico se ríe mientras compara la rabieta con Son Goku Super Guerrer. La sabadellense piensa que nombrada en castellano suena mal. Bebe agua y escribe que pone música turca mientras la Blanca larda al vecino colgado de los hilos entonces, en ese mismo momento, descubre que el niño medio catalán medio argentino llorón es Son Goku Super Guerrer y que TV3 no es la seva. Escribe algo más y lo borra. Porque considera que escribir que el niño un tercio catalán, un tercio francés y un tercio andaluz es en realidad Satanas Cor Petit queda demasiado surrealista. La sabadellense peta un grano de adulta de veinte años con hormonas alteradas a cadena perpetua y cuenta los días. Uno, dos, tres, cuatro… Escucha que un facha murciano dice que no quieren que le aparquen delante de su casa y golpea a todos los coches y les da patadas y los ralla con ll aunque exista el yeísmo, pues la Real Academia de la Lengua Española es sagrada como las vacas en la India. Entonces la madre de la sabadellense grita que mañana es el cumpleaños de la hermana de la sabadellense y le quiere preparar un pastel de chocolate pues en esa casa son pobres de espíritu y de economía bajo cero. Aun no lo sabe, pero mañana vendrá el pringado adolescente que en el pasado fue puteado por la sabadellense y contará que su madre, una profesora de primaria cobra 300.000 pesetas (pues aun piensa en pesetas a pesar de su corta edad e imaginación), y que el padre de su amigo evangelista, repartidor de levadura, cobra un mínimo 600.000 pesetas aunque tiene la ventana rota y pegada con cinta adhesiva. El payaso cuenta cuentos se recreará en la mentira y, como un pavo real, abrirá la cola. La sabadellense se traga cuatro galletas, un trozo de tabla de chocolate y un vaso de leche de soja con azúcar y vuelve a escribir. Entonces se da cuenta que se ha descontado. Deja el escribir y cuenta los días para el viaje y sueña con el aeropuerto y no piensa con los habitantes de Gavà y de Castelldefels padecen insomnio por el ruido de los aviones. La señora que nació en el Pirineu tira una planta porque vio que vivía un dragón escondido en ella. En plaza un hombre pide comida y le sacan un bocadillo y una Coca•Cola. El camión que recoge la basura pasa a las cinco. Hay cuatro árboles desde el invierno, aún no han traído los seis que faltan. El ayuntamiento descansa mientras las discotecas de la Zona Hermética rugen con sus vecinos dentro. Hoy toca pastilla para dormir y mucha paciencia si hay que salir del barrio. La sabadellense reprende la escritura y escribe sobre la mentira y la fantasía mientras miente y fantasea y toca conceptos sin usarlos correctamente y se recrea en el dolor sin nombrarlo en una ciudad que la simboliza una cebolla.