Blasfemia

Yo les digo a los gerundenses que queman fotografías reales, que se dejen de poesías patrióticas, y que quemen al rey. Quemad al rey que actúa como si fuera Mahoma y sus fieles seguidores. Quemad con la misma gasolina que sopla el huracán. El huracán de la guerra de Irak y de otras muchas guerras. El maldito huracán estadounidense que solo hace sonar los llantos de los soldados y los corazones vacíos en cuerpos vacíos de los capitanes. Y callan los ladridos de los perros y los perros – niños y los suspiros arábigos y los pañuelos islámicos y las piedras de las mezquitas y de los hospitales. Pero no olvidéis, quemad al rey que está en horas bajas por no callarse y que aún así sigue chupando como parásito que es la carne de quién trabaja y paga y trabaja y paga y paga y paga. Quemadlo lentamente por la gracia de Dios y de la sacralizada constitución. Quemadlo bien para manchar de azul lo que siempre fue azul (los designios de un viejo y fascista dictador que murió por el estomago).

2 comentaris:

Anònim ha dit...

¡¡Vaya mancha de "colgaos"!!

Sheila ha dit...

Jo també t'estimo.